Desde la Bolsa de Comercio de Rosario advierten que se achicó el margen económico de los productores. El resultado bruto promedio se proyecta en 223,8 dólares por hectárea.
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) manifestaron que el precio internacional de la soja, una de las principales fuentes de divisas para la Argentina, cayó a su nivel más bajo en cuatro años, situándose en US$ 260 por tonelada en el mercado de Rosario para la campaña 2024/25. Este valor se ubica un 7% por detrás del valor promedio en la actual campaña 2023/24 y en el nivel más bajo desde el ciclo 2018/19.
A pesar de la recuperación proyectada en la producción sojera, que alcanzaría los 53,15 millones de toneladas en la próxima campaña, teniendo un incremento del 6% interanual, cuyo valor total de la producción sojera se calculó en 13.786 millones de dólares. Aunque esta cifra prácticamente duplicó los valores de la campaña 2022/23, afectada la peor sequía de los últimos 60 años, los márgenes para productores, exportadores e industriales siguen ajustándose.
Respecto a los ciclos 2020/21 y 2021/22, si bien la producción resultó menor a los 53,15 Mt que se proyectan para la próxima campaña, los precios internacionales de los granos habían tocado niveles récord, de la mano de la disrupción en las cadenas globales de suministro, por un lado, y la guerra entre Rusia y Ucrania, proveedores claves del mercado global de granos y subproductos.
Por otra parte, el resultado bruto por hectárea para la campaña 2024/25 se proyecta en 223,8 dólares, lo que implica una contracción del 20% respecto a 2023/24 y una caída del 25% frente al promedio de los últimos cinco años. “En efecto, incluso si se deja de lado el tendal de pérdidas que dejó la sequía, aún nos encontramos con los márgenes brutos más ajustados desde la campaña 2017/18”, destaca la entidad.
Por último, la BCR advierte que “esta contracción de los resultados proyectados, si bien se sostienen en terreno positivo, son una señal de alerta ya que la soja apenas se está sembrando y aún debe atravesar su período crítico durante el verano, requiriendo una normalización de las condiciones atmosféricas para asegurar que los rindes igualen, al menos, su tendencia a largo plazo”.