Productores agropecuarios estresados por lo que ocurre «tranqueras afuera»

Así lo indica un estudio realizado sobre 200 productores y empresas que integran grupos de Cambio Rural en la Provincia de Córdoba.

Muchas son las variables que afectan el trabajo de los productores agropecuarios que generan incertidumbre y preocupación, más aún viniendo de tres años marcados por la intensa sequía. Esas situaciones se transforman en estrés, definido como el proceso que se dispara en la persona ante la percepción de que un hecho puede sobrepasar la capacidad de respuesta.

Para indagar sobre las causales de estrés en los productores, más precisamente del universo que conforman los grupos de Cambio Rural en la Provincia de Córdoba, los ingenieros agrónomos Alejandro Centeno (jefe de la Agencia de Extensión Rural INTA San Francisco) y Gustavo Bitar (consultora AgroCoach), realizaron el trabajo sobre 200 productores. Para ello confeccionamos un listado
preliminar de factores de estrés sobre la base de investigaciones realizada en otros países, completando la grilla a través de un proceso de evaluación secuencial con productores y profesionales de la actividad privada, agentes de proyecto, extensionistas de INTA y promotores asesores del programa.

Dentro de una larga lista de temas que provocan estrés, los más elegidos por los productores consultados fueron aquellos que ocurren «tranqueras afuera»: incertidumbre política económica, imprevisibilidad climática y reducción en los márgenes del negocio.

Más allá de la queja

Los autores del trabajo señalan que, aunque se tratan de variables exógenas, los productores pueden tratar de generar «colchones o amortiguadores internos» para que no impacten tanto estas cuestiones tranqueras adentro, lo que posibilitará su empoderamiento y dará capacidad de gestión.

«Si esas amenazas son observadas bajo el rol de víctimas de las circunstancias, poco queda por hacer más que quejarse, resignarse, angustiarse o enojarse. En cambio, la identificación, comprensión y el desarrollo de estrategias ante esas amenazas, implica un cambio de actitud que lleva a los sistemas, en este caso, a las empresas agropecuarias, a un nivel de desempeño superior», concluyen los autores.