Sin el apoyo formal de la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias (CEEA), la organización «Campo + Ciudad» mostró en las calles el sentimiento del sector.
El campo demostró su descontento con la política agropecuaria oficial a partir de una movilización en Capital Federal en la que se estima participaron más de 50 mil personas. Los temas que motivaron el reclamo son variados: la presión impositiva, cuyo impacto no sólo se concentra en los derechos de exportación (retenciones) a los productos granarios, sino también en el diferencial en el tipo de cambio, que impide captar la bonanza de los precios internacionales; las políticas «intervencionistas» del Gobierno nacional, como cierre o apertura repentina de exportaciones; creación de fideicomisos o «fondos compensatorios» para ciertos productos y demás; los problemas para el abastecimientos de ciertos insumos claves, como gasoil o fertilizantes, y en general la falta de previsibilidad de políticas que impactan en las decisiones de inversión.
Dentro de ese cóctel de alto impacto para la producción, hay que mencionar que la campaña se desarrolló en el contexto de un año Niña, con lluvias por debajo del promedio que pegaron fuerte en los rindes.
Los interrogantes que se plantean para el día después tienen que ver con la propia conformación del sector: qué pasará con la relación entre las bases del campo y su representación, la CEEA, que deberá esforzarse por encauzar la bronca sin descuidar las negociaciones que debe encarar con las distintas áreas gubernamentales.
