La lechería argentina recupera terreno: crece la producción y mejoran las exportaciones, pero persisten desafíos estructurales

El director del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, Jorge Giraudo, brindó un detallado panorama del sector. La producción creció un 12% en el primer cuatrimestre, el consumo interno comienza a repuntar tras una fuerte caída, y los precios internacionales se ubican entre los mejores de las últimas dos décadas. Sin embargo, la presión impositiva y el atraso cambiario condicionan la competitividad.

En el marco de un nuevo encuentro de la cadena láctea, Jorge Giraudo, director del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), trazó un diagnóstico preciso sobre la actualidad del sector, en un año que muestra claros signos de recuperación respecto a un 2024 muy castigado por la sequía y la caída del consumo.

“En el primer cuatrimestre de 2025 estamos casi un 12% por encima del mismo período del año pasado en volumen de producción”, explicó Giraudo. El rebote responde a un 2024 muy seco, donde la oferta lechera cayó significativamente. La mejora climática y ciertas condiciones económicas más estables han contribuido a este repunte.

En cuanto al consumo interno, el especialista detalló que arrancó el 2024 con una caída del 19%, producto del deterioro del poder adquisitivo frente a los precios de los lácteos. “Con salarios que no acompañaron los aumentos, el consumo retrocedió fuertemente. Sin embargo, en lo que va de 2025 ya se recuperaron 11 de esos 19 puntos, y esperamos seguir mejorando a lo largo del año”, señaló.

Por el lado externo, Argentina exporta actualmente alrededor del 25% de su producción láctea. Los precios internacionales acompañan: “Hoy tenemos valores entre los mejores de los últimos 20 años en commodities lácteas”, apuntó Giraudo. Según los mercados de futuro, los precios podrían mantenerse en niveles elevados durante todo el año, con una producción mundial estable y una demanda global en crecimiento sostenido.

Sin embargo, el experto advirtió que la rentabilidad sigue siendo limitada: “El tipo de cambio real está retrasado. La salida parcial del cepo ayuda, pero no alcanza para que la exportación sea un gran negocio. A esto se le suma la pesada carga impositiva”.

En este sentido, Giraudo fue contundente al rechazar una visión simplista sobre la necesidad de desarrollar productos de mayor valor agregado para mejorar las exportaciones. “En el mundo lo que se exporta son commodities: leche en polvo en bolsas de 25 kilos, quesos en barra o en bloque. Los productos premium representan una porción mínima, con destinos específicos. Lo que necesitamos es producir commodities a bajo costo, con alta productividad industrial y más competitividad”, afirmó.

Uno de los principales obstáculos, según el OCLA, es la carga fiscal sobre la cadena. “El 40% del precio final de los productos lácteos corresponde a impuestos, muchos de los cuales no son recuperables en exportación. Por eso se reclaman reintegros que compensen esa carga. Una mejora del 6 o 7% en reintegros puede cambiar completamente el resultado del negocio”, concluyó Giraudo.

Mientras la lechería argentina muestra señales de recuperación, aún enfrenta un entorno desafiante. El fortalecimiento de la competitividad sistémica, con foco en logística, costos e incentivos fiscales, será clave para consolidar esta recuperación y aprovechar el viento favorable del mercado global.