La Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó una superficie de 7,8 millones de hectáreas, un incremento interanual del 9,6%.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) difundió la primera proyección de siembra de maíz para la próxima temporada, donde alcanzará unos 7,8 millones de hectáreas con destino comercial -es decir, sin contar lo que va a consumo forrajero-, lo que significa un crecimiento del 9,6% o unas 700.000 hectáreas más frente al ciclo pasado.
Desde la entidad manifiestan que cuenta con más y mejor información acumulada sobre la Dalbulus maidis y las estrategias para reducir el riesgo. Agrega que, a esta situación se suma la mejora en las condiciones hídricas registrada durante el otoño e invierno, lo que asegura una buena disponibilidad de humedad en gran parte del área agrícola para el inicio de las siembras tempranas.
Los datos parten de un relevamiento que se realizó desde principios de junio y muestran que el maíz se encamina a recuperar superficie tras la campaña anterior de menor área por la chicharrita. Según indicaron, a este contexto se suma la mejora en las condiciones hídricas que aseguran una buena disponibilidad de humedad.
En el norte del área agrícola, tanto en el NOA como en el NEA, se proyecta un aumento considerable del área destinada a maíz, en detrimento de cultivos regionales y también de soja, aunque la superficie no alcanzaría aún los niveles previos a la última campaña. Aunque persiste la incertidumbre respecto al comportamiento de las poblaciones de Dalbulus maidis en la región.
Hacia el centro-norte de la provincia de Córdoba, se proyecta una marcada recuperación del área de maíz que se había perdido a causa de la plaga, a costa de otros cultivos como soja, sorgo y maní.
En contraste, en el sur de esa provincia, donde la incidencia de la plaga no provocó grandes variaciones en la superficie sembrada la campaña anterior, las decisiones de siembra estarán más influenciadas por la relación de márgenes respecto a la soja de primera.
En la zona núcleo, se espera un comportamiento similar al de Córdoba, con una significativa recuperación del área de maíz respecto a la campaña anterior. Además, se observa una fuerte inclinación hacia las siembras tempranas, favorecidas por las óptimas condiciones de humedad en los perfiles de suelo a la fecha.
Con respecto al clima para la próxima temporada, la BCBA señala que “de acuerdo al último informe agroclimático estacional, la primavera observará un gradual incremento de la circulación tropical, mientras los vientos polares irán en disminución, dando una marcha climática más equilibrada. Las precipitaciones se activarán gradualmente, alcanzando una distribución cercana a lo normal, en sus valores absolutos, pero con una marcha algo irregular”, añade el documento.
En tanto, menciona que, durante el verano de 2026, se prevé que las precipitaciones se mantendrán dentro de los valores normales en la mayor parte del área agrícola, aunque podrían presentarse algunas perturbaciones.
En cuanto al escenario económico, en principio la entidad detalla que el consumo mundial de maíz para la campaña 2025/26 se proyecta en 1.289,15 millones de toneladas (USDA), superando el volumen registrado en el ciclo anterior en un 2,4%. Este incremento responde principalmente a una mayor demanda destinada a alimentación humana, producción de etanol y uso industrial, mientras que el consumo para forraje y residual se mantiene prácticamente estable.
En cuanto a la oferta a nivel global, el USDA estima una producción de 1.288,6 millones de toneladas, lo que implica un aumento del 5% respecto al ciclo previo. Mientras que en el comercio internacional, las exportaciones mundiales de maíz para el ciclo 2025/26 se estiman en 200,9 millones de toneladas, lo que representa un incremento del 3,7% respecto a lo estimado para el ciclo previo y del 4,3% en comparación con 2023/24.
En el plano local, el precio a cosecha del maíz en el mercado de futuros A3 para abril de 2026 se sitúa en 174 dólares por tonelada, un 2% por encima respecto a la misma posición en 2025, pero un 4% por debajo de las últimas cinco campañas.
En cuanto a los costos, la mayoría de los insumos agrícolas registraron bajas interanuales, salvo los fertilizantes nitrogenados y fosfatados. Específicamente, los combustibles cayeron un 12%, la semilla un 5% y los herbicidas un 7%. En contraste, los precios de los fertilizantes nitrogenados subieron un 7% y los fosfatados un 4%.
A pesar de las recientes mejoras, los márgenes de rentabilidad del maíz siguen siendo estrechos, especialmente al considerar los elevados requerimientos de capital y los riesgos inherentes al cultivo. Estas condiciones no solo condicionan las decisiones de siembra, sino que también limitan la adopción de tecnologías, reduciendo el potencial productivo.