Afirman que sólo se repone el 40% de los nutrientes que se extraen del suelo en cada cosecha

Desde Fertilizar detallaron que soja y maíz enfrentan una brecha productiva que podría reducirse con análisis de suelos, fertilización balanceada y mejores prácticas agronómicas.

En una “Gira Fluvial” realizada por las terminales del Río Parana Fertilizar volvió a encender las alarmas sobre un problema que preocupa al sector: la brecha de rendimiento en soja y maíz. Según la entidad la brecha de rendimiento sigue siendo uno de los principales problemas de la agricultura argentina y gran parte de esa diferencia no se explica por el clima, sino por una nutrición insuficiente y una baja adopción tecnológica.

En la bienvenida, María Fernanda González Sanjuan, gerente ejecutiva de Fertilizar, expresó la relevancia de los nutrientes y destacó al fósforo como un elemento clave en la sustentabilidad del sistema productivo, refiriéndose al impacto que implica la exportación de nutrientes sin una reposición adecuada en los suelos.

El presidente de la entidad, Roberto Rotondaro, enfatizó la relevancia de articular logística, puertos y fertilización dentro de una misma mirada estratégica. “Cada embarque refleja no solo granos exportados, sino también nutrientes que el suelo pierde y que debemos reponer. Una gestión eficiente de la nutrición de cultivos y el uso de los fertilizantes es vital para que la producción de alimentos mantenga su competitividad en el mercado internacional”.

En este sentido, González Sanjuan opinó que “acercarnos al puerto es tomar real dimensión de los alimentos que producimos. Las decisiones que se toman al momento de la siembra, respecto del manejo nutricional de los cultivos impactan en la cantidad de barcos que podemos exportar y la calidad de los alimentos que allí se transportan hacia el mundo”.

En ese sentido, hizo foco en que, si bien Argentina sigue siendo un actor clave en la producción mundial de soja, el país enfrenta una brecha de rendimiento significativa que limita su verdadero potencial. Esta brecha se explica principalmente por una baja adopción tecnológica en cuanto a fertilizantes se refiere.

El coordinador técnico de Fertilizar, Esteban Ciarlo, fue quien ofreció una detallada explicación sobre el concepto de balance de nutrientes y cómo se calcula. Puntualmente, presentó cifras sobre el consumo de nutrientes, evidenciando que la soja y el maíz son los cultivos que más nutrientes exportan, entre 94 y 116 kilogramos por hectárea.

“La soja, por su contenido nutricional, y el maíz, por su volumen de producción, son los grandes exportadores de nutrientes”, explicó.

De acuerdo con los datos de Fertilizar, los seis principales cultivos del país (soja, maíz, trigo, girasol, cebada y sorgo) removieron en la campaña 2024/25 más de 3,5 millones de toneladas de nutrientes (NPKS) en un volumen de 130 millones de toneladas de granos. En cambio, el aporte de nutrientes a través de fertilización fue de solamente 1,4 millones de toneladas. “Esto significa que solo reponemos un 40% de lo que extraen las cosechas”, explicó.

En concreto, desde la entidad calcularon que en la última cosecha se fueron en los barcos unos 3,5 millones de toneladas de nutrientes, de los cuales solo se repusieron 1,4 millones: es decir, que quedó un “rojo” de 2,1 millones de toneladas, que no solo afecta los suelos, sino que además amplía las brechas de rendimiento entre los valores de productividad por hectárea que se están logrando y los que se podrían alcanzar.

Con respecto al consumo de nutrientes, predominan el nitrógeno, especialmente en trigo y maíz, seguido del fósforo (P). Sin embargo, otros nutrientes se aplican en cantidades mínimas o directamente no se aplican, lo que refleja tendencias preocupantes a nivel nacional. “Los balances de nutrientes son negativos en todos los casos, poniendo en riesgo la capacidad productiva de nuestros suelos”, advirtió.

Para finalizar, el experto enfatizó la importancia del fósforo y su reposición en los planteos de producción agrícola. Aunque los números presentados se refirieron a la agricultura, también se mencionó la falta de reposición de nutrientes en ganadería.

Ciarlo apuntó que Argentina pierde cerca de 6 kilogramos de fósforo por hectárea cada año y no tiene reservas propias de roca fosfórica, “lo que nos hace depender 100% de la importación”. Según el relevamiento de la entidad, la tasa de reposición de fósforo en la última campaña fue apenas de 57%, una de las más bajas del mundo entre países productores de granos.